Recordó la magnitud de esta Hermandad y de su venerada Imagen, entre finales del siglo XIX, y principios del siglo XX para la Real Villa... de Puerto Real, magnitud destrozada y hecha cenizas, por los provocados incendios en la Prioral, durante la guerra civil.
Pero tal es la grandeza de María Santísima de los Dolores, que no podíamos permitirnos el lujo de prescindir de su divina presencia, ni por un instante más.
Gracias al tesón de nuestros predecesores, podemos disfrutar nuevamente de la gloriosa compañía de nuestra Madre celestial, ayer perfectamente engalanada para tan ilustre ocasión, luciendo resplandeciente de verde esperanza y oro.
Esperanza en continuar el trabajo comenzado. Esperanza en no desfallecer en el intento de conseguir, la que es ahora nuestra misión: devolverla al lugar de donde nunca jamás, debió salir nuestra Santísima Madre. De lo más profundo del corazón de su pueblo… del corazón de nuestro querido Puerto Real.